El pasado domingo día 10 de junio, celebramos con solemnidad y colorido la Fiesta del Corpus Christi, Fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo. Esta fiesta, de honda tradición en toda España, conmemora el Misterio de la Eucaristía, o sea, la presencia real de Jesucristo en el Pan y Vino consagrados.
En Romancos esta siempre ha sido una fiesta muy entrañable y solemne. Es la fiesta de las flores, del incienso... Un gran número de romanqueños, o hijos de romanqueños, recuerdan con cariño y alegría su participación en la Procesión del Corpus, vestidos con su traje de Primera Comunión, que, partiendo de la iglesia, va visitando los diferentes altares engalanados por las gentes del pueblo con las mejores telas de sus casas y los más vistosos adornos de sus jardines y de sus campos. La Custodia Eucarística, transportada bajo palio por el sacerdote, es venerada en cada uno de ellos con cantos, incienso, rezos y los pétalos de rosas que niñas y niños arrojan al Santísimo desde su pequeña cesta de mimbre y creando una lluvia de colores que va cubriendo el altar y el suelo.
Este año no ha habido niñas ni niños vestidos con traje de primera Comunión que acompañaran a Jesús Sacramentado; los tiempos han cambiado: lo que hace cuatro o cinco décadas era algo normal, actualmente se ha convertido en algo excepcional. Pero lo que no ha faltado es la participación e implicación alegre, piadosa y festiva de la gente de Romancos que ha optado por preparar todo lo necesario con cariño y dedicación (seis bellos altares bien distribuidos durante el recorrido) y participar con devoción en la Eucaristía y Procesión este día primaveral tan señalado, todo ello animado con bellos cantos preparados para la ocasión.
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